Publicado originalmente en el periódico Noroeste, en junio-julio de 2017
Por supuesto, cada quien lleva agua para su molino y si se puede usar citas de griegos clásicos pues qué mejor; pero el mundo es más complicado que las frases listas para meme y hay que intentar ver más allá de los discursos. Así que vayamos por partes porque son muchas.
El concepto de que “China y EEUU están en una ruta de colisión” tiene ya sus años y empezó a tomar más fuerza a partir de 2010. En ese año China, dejando de lado su actitud típicamente diplomática, comenzó a meterse en numerosas disputas territoriales por islas y demarcaciones marítimas con sus vecinos. Las escaramuzas verbales han llevado a que las relaciones con Japón, Filipinas y Vietnam se hayan tensionado más de lo común. En EEUU, Bush Jr. y Obama tuvieron también sus roces con el dragón, desde incidentes con aviones espía (el Incidente de Hainan, en abril de 2001) hasta múltiples acusaciones de hackeo, pero la diplomacia y el mutuo interés siempre han terminado por superar estos exabruptos en la relación. El problema es que hoy tenemos un inquilino más volátil en la Casa Blanca y hay muchas cosas que están cambiando a paso acelerado: este fulano no está interesado (ni es remotamente versado) en relaciones internacionales, y lo que se avizora es una tendencia a abandonar muchos temas que hasta hoy habían sido de liderazgo estadounidense. Su ignorancia lo ha llevado por un lado a dejarse influenciar ideológicamente por uno de sus asesores, Steve Bannon; y por otro lado para delegar mucha de la responsabilidad de toma de decisiones internacionales directamente en el Pentágono. Esta combinación es en extremo inoportuna, ya que ambos son entusiastas de Tucídides, o más bien de una lectura moderna y distorsionada del mismo.
Tucídides fue uno de los más grandes historiadores griegos (s. V a.C.) y es autor de la Historia de la Guerra del Peloponeso, un texto fundamental de relaciones económico-militares entre naciones. En el texto, narra la guerra entre Atenas y Esparta y expone una frase reveladora: “lo que hizo que la guerra fuese inevitable fue el crecimiento del poderío ateniense y el miedo que éste causó en Esparta.” Esta frase ha sido sacada de su contexto para ilustrar lo que algunos quisieran poner como escenario moderno: la llamada “Trampa de Tucídides”, que dice que una nación poderosa hará la guerra para defenderse de lo que percibe como un reto a su hegemonía, por parte de un poder emergente. Excelente narrativa para militaristas: un poder establecido y un poder emergente y que, aunque ninguno de los dos desee una confrontación bélica el resultado es inevitable, con el poder establecido realizando un ataque preventivo. Es una narrativa poderosa y algunos actores influyentes en la actual administración de EEUU la están usando como escenario pesimista en la relación con China, pero tiene muchos huecos.
El mismo Tucídides no dice nada de eso en su texto y, al narrar la guerra entre Atenas (el poder emergente) contra Esparta (el poder establecido), detalla cómo fue de hecho Atenas la que instigó la guerra, queriendo ampliar sus dominios. El presidente Xi Jinping, en una visita a Seattle en 2016, declaró que “no hay Trampa de Tucídides” y que las dos potencias pueden trabajar juntas. Xi Jinping sabe de lo que está hablando, pues su compatriota Zuo Qiuming también escribió sobre este tema al mismo tiempo que el historiador griego mal referenciado. Si bien ambos son quizá los más tempranos proponentes de la realpolitik —el ejercicio de la política basado en consideraciones de intereses prácticos, en lugar de objetivos morales o ideales— ninguno habla a la manera de los típicos hawks de Washington, ejemplificada en el libro de Graham Allison, Destined for War (2017).
El historiador griego dice que “en el mundo, los fuertes hacen lo que desean y los débiles sufren lo que se les impone” y que “las tres razones detrás de los conflictos entre naciones son el miedo, el honor y el interés.” Su homólogo chino dice lo mismo con palabras diferentes y Maquiavelo lo repitió en el siglo XV. Pero leen mal quienes ponen el “miedo” de EEUU por encima del interés mutuo de ambas naciones: un conflicto bélico está al final de la lista de todo lo que pudieran desear. Arthur Waldron, profesor de Relaciones Internacionales en la Universidad de Pensilvania, refiere que una vez en una conferencia, el ponente decía que había un riesgo inminente de confrontación nuclear por el escabroso tema de Taiwan. Un general del ejército chino volteó hacia el embajador estadounidense y le preguntó en voz baja, “¿Quién es este tipo? ¿Cree que estamos locos de remate?”
La interconexión del mundo moderno y la explosión de intereses mutuos e irrenunciables hace que el conflicto de hecho sea inevitable; pero será más en la arena económica, de tecnología, de influencia cultural y de influencia política, que en el absurdo militarismo que esta visión propone.
El desarrollo de los Estados nacionales europeos implica una excepción constante de la Trampa de Tucídides. Cada desequilibrio hacia una potencia dominante llevó hacia una redefinición de alianzas, que rompió la hegemonía única.
ResponderEliminarAquí visto como imperios: https://carlosvaldesmartin.blogspot.com/2013/06/interpretar-el-imperio-el-escorpion-y.html