Cuando
llegó al poder todo le favorecía: el país necesitaba —o por lo menos creía
necesitar— de nueva cuenta, un salvador. Las demandas: buena gobernanza, eliminar
la corrupción, y frenar el creciente crimen y la violencia.
Apoyado
por intelectuales distinguidos, el presidente preparó un programa político-social
que capturó de forma perfecta el sentir del país. En él, prometió atacar y
cortar de tajo los males que aquejaban a la nación: prometió no sólo reducir,
sino erradicar la corrupción, condenándola en los términos más enérgicos. Prometió
prosperidad para los pobres; prometió acabar con los dispendios escandalosos
del gobierno, como por ejemplo gastos en vuelos y banquetes de lujo. Prometió un
gobierno de unidad nacional y que el país llegaría a niveles altos de prosperidad
en poco tiempo.
Subrayó
que el significado de soberanía es que el pueblo sea servido por el gobierno. Dijo
que el líder del país debe cumplir y que incluso la gente debe poder decidir si
se va antes de terminar su mandato. También prometió que la ley debe estar
basada en los deseos de la gente, y que estos deseos se pueden apreciar por
medio de consultas populares. Esta agenda le ganó una popularidad sin precedentes
en el país y en muchos lugares en el extranjero.
Pero
las cosas cambiaron. En menos de un año, se olvidó de sus promesas y empezó a
implementar una “agenda de shock” de ajuste de gastos. Rechazó los consejos de
analistas nacionales e internacionales; contradijo o despidió a miembros de su
propio gabinete; valuó más el trabajo de sus leales que el de expertos. Las políticas
aplicadas no tuvieron los resultados deseados y de hecho el crecimiento económico
empezó a decaer. La principal prioridad se volvió el mantener el poder, y esto
se hizo a través del clientelismo, prácticas corruptas de toda la vida, la
división del pueblo en sectas y el patronazgo de sus incondicionales.
Esta
historia, por supuesto, se refiere a Yoweri Museveni, quien tomó el poder en
Uganda en 1986 y se ha perpetuado en él desde entonces.
Esto
no tiene por qué pasar en México. Pero debemos abrir los ojos. La historia está
ahí: muchas, muchas veces repetida.
VIDEO DEL DÍA
“Dictator’s
Playbook” es un documental imperdible de la
PBS, que analiza las técnicas que seis dictadores del siglo 20, desde Mussolini
hasta Saddam Hussein, han usado para establecer y perpetuar sus regímenes:
Pues pasó en México también...
ResponderEliminarY lo que falta!!!
ResponderEliminarExcelente tu comentario , por desgracia a quien en México la gente ni viendo persiben .
ResponderEliminarPues entonces México es el nuevo Uganda :(
ResponderEliminarEspanta ver que el programa, se repitió punto por punto. "Pa´ su mecha"
ResponderEliminarestan pendejos o que?
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