El filósofo estadounidense Henry David Thoreau (1817-1862) publicó en 1849 su ensayo Resistencia ante un gobierno civil (Resistance to Civil Government), más conocido como “El Deber de la Desobediencia Civil”.
De ese maravilloso ensayo comparto este extracto que es tan perfecto en su concisión y claridad que no necesita mayor comentario:
"Siempre hay quienes se preguntan ¿de qué se trata todo esto? Para esos que necesitan preguntar, que necesitan que se expongan claramente los puntos, que necesitan saber “de qué va la cosa”, sepan esto:
"La mayor parte de la masa de los hombres sirven al Estado, en esencia no como hombres, sino como máquinas: con sus cuerpos. Ellos son el ejército y la milicia, los carceleros, los alguaciles y los guardias, etcétera. En la mayoría de los casos no hay libre ejercicio alguno de juicio ni de sentido moral, sino que ellos mismos se ponen al nivel de la madera, la tierra y las piedras; y tal vez un día puedan fabricarse hombres de madera que sirvan para los mismos propósitos.
"Tales hombres no imponen más respeto que un hombre de paja o un montón de tierra, tienen el mismo valor que caballos y perros, mas sin embargo son comúnmente considerados buenos ciudadanos. Otros, como los legisladores y políticos, los abogados, ministros y funcionarios sirven al Estado en esencia con la cabeza y, como rara vez hacen distinciones morales, es muy probable que aún sin proponérselo sirvan al Diablo tan fácilmente como a Dios. Unos pocos, héroes y patriotas, mártires y reformadores, sirven al Estado también con sus conciencias: por eso necesariamente se le oponen a veces, y con frecuencia son tratados como enemigos."
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