Hace 2600 años...
El príncipe Chong’Er había regresado y reclamado el trono y la posición de duque, después de años de exilio.
Li Sheng y Xi Rui, habiendo sido asistentes del anterior Duque Huan, temían ahora ser perseguidos por el príncipe Chong’Er, así que planearon quemar el palacio y deshacerse del nuevo soberano. El eunuco Bo Ti descubrió el plan y pidió una entrevista con Chong’Er, pero éste envió a un guardia a impedir su entrada y a decirle, “Cuando se te ordenó atacarme en la ciudad de Pu, mi padre te dio instrucciones de atacar al día siguiente, pero desconociste la orden y me atacaste el mismo día. Más tarde, cuando cazaba en compañía del jefe de la tribu Di, llegaste con órdenes de atacar después de tres días, pero esperaste sólo dos para lanzar tu ofensiva. Aunque te concedo que actuabas bajo las órdenes de tus señores, ¿cuál era tu prisa por asesinarme? ¡Más te valdría alejarte de aquí mientras puedes hacerlo!”
El eunuco respondió, “Ya que has regresado a tu patria, pensé que entenderías cómo lidiar con las cosas. Pero si no lo haces, temo que entonces encontrarás peligros de nueva cuenta. Cuando se actúa bajo las órdenes del soberano, no hay alternativa, ésta siempre ha sido la regla. Los que lo asistimos, trabajamos para deshacernos de cualquiera que lo amenace. Los hombres de Pu, los hombres de Di —¡qué me importaban cualquiera de ellos! Sin embargo, ahora tú mismo has asumido la posición de soberano. ¿Crees que no habrá también quiénes quieran arrebatar tu poder? El Duque Huan empleó a Guan Zhong como Primer Ministro, aún cuando en el pasado éste había disparado una flecha en contra de él. Si piensas comportarte de manera diferente al Duque Huan, entonces no te molestaré más, sino que me iré de inmediato. ¡Y habrá también muchos otros que se vayan!”
Chong’Er consintió en darle la entrevista al eunuco, quien reportó la conspiración en su contra. Al enterarse de la situación, Chong’Er tuvo una entrevista secreta con el soberano del vecino estado de Qin. El último día del mes, el palacio fue quemado de acuerdo al plan, pero los conspiradores no lograron su objetivo. Viendo esto, huyeron a las márgenes del Río Amarillo, donde los interceptó el soberano de Qin, que se hallaba sobre aviso, y los ejecutó de inmediato.
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