Mis lectores deben estar pensando que me volví loco repentinamente; de seguro nunca han visto “pagar impuestos” y “diversión” puestas en la misma oración. Pero deme una oportunidad para clarificar.
China tiene una larga tradición de teoría de gobierno y de estructuras burocráticas, lo que incluye la recolección de impuestos. Asimismo, tiene una larga y muy rica tradición de teoría social, esto es, de analizar las mejores formas de encauzar el comportamiento humano.
Una característica legendariamente famosa del pueblo chino es su pasión por las apuestas y los juegos de azar. Así que el gobierno ha usado por años este hecho para disminuir la evasión fiscal, de la siguiente manera: en muchos establecimientos como restaurantes, tiendas de conveniencia, papelerías, etc., al igual que en otros países, no es necesario pedir una factura formal; y por lo tanto el establecimiento puede declarar menos, y pagar menos impuestos. Así que las facturas que usan, tienen un área de “premio”, donde se puede rascar con una moneda y ver si se gana el equivalente de 10 hasta 200 pesos.
Este simplísimo método convierte al acto de pedir una factura en un pequeño juego de lotería, que se puede jugar varias veces al día. Ahora bien, muchos de los establecimientos pequeños simplemente pagan cantidades fijas de impuestos, de acuerdo a rangos preestablecidos, dependiendo de la cantidad de talones que requieren al mes. La lotería hace que usen más talones más rápido.
Con el ascenso de los pagos digitales en años recientes, el uso de estas facturas se ha descontinuado y ahora se encuentran más bien en provincias del oeste del país, aunque tienden a desaparecer. Toda la facturación se hace de manera automática cada vez que pagamos un producto o servicio así que se ha desechado la práctica.
Sin embargo, conociendo la pasión mexicana por las loterías y la reticencia de muchos sectores a digitalizar la economía, es una idea digna de evaluarse.
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