miércoles, 9 de diciembre de 2020

Historia de dos meseros

 

Dicen que la actitud lo es todo, y mucho hay de verdad en eso. Es bien conocido en México el chiste de los ‘cangrejos mexicanos’, que no requieren que el pescador tape el recipiente porque tan pronto como uno empieza a trepar para salir, los otros lo jalan desde abajo y al final ninguno puede escapar. Es una generalización injusta como todas, pero que sí ejemplifica una parte importante de la psiqué nacional. Las generalizaciones no son verdaderas en el caso a caso, pero son importantes en la medida en que nos suenan verosímiles, porque ponen el dedo en la llaga e idealmente nos pueden mostrar cómo corregir faltas. He aquí otra historia un poco menos conocida y que ilustra el contraste entre dos actitudes distintas con resultados igualmente distintos:

A un restaurante llega un tipo gordo y ruidoso, vestido con ropas que se ven que son carísimas y con cadenas y esclavas de oro brillando por todos lados. Trae consigo a una panda de acólitos igualmente ruidosos que se sientan en la mejor mesa. El tipo gordo empieza a pedir botellas de la mejor champaña y los platillos más caros del menú, a fumar puros y presumir de sus carros.

El mesero mexicano ve todo aquello y piensa para sí, “Seguramente su dinero es mal habido, o lo hizo gracias a su familia o a alguna relación que tiene con algún poderoso; y ultimadamente todo ese dinero no lo va a hacer feliz.”

El mesero chino ve exactamente la misma escena y piensa, “Yo quiero llegar a tener ese nivel de prosperidad. Si trabajo duro y ahorro, lo puedo lograr.”

En un tema relacionado, el crowdfunding (CF), un fenómeno reciente, son sitios de internet por medio de los cuales uno puede presentar un proyecto a la comunidad, para que los internautas lo patrocinen si les parece interesante la idea, aportando desde 5 ó 10 dólares y a cambio de regalos sencillos una vez que el proyecto es llevado a la realidad. Conversando recientemente con algunos amigos españoles sobre las virtudes del CF para obtener dinero para proyectos artísticos, se quejaban amargamente de la apatía y de lo difícil que es conseguir incluso unos cuantos miles de euros para empezar una empresa, mientras que en EEUU hasta proyectos banales pueden conseguir millones de dólares. Uno de los participantes hizo el comentario de que Hispanoamérica simplemente no tiene la cultura de ‘alegrarse por el éxito del otro’ que es prevalente en EEUU y que permite el éxito espectacular del CF. 

 

   

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